Tiempos de guerra
En el convulso siglo XIX mexicano -marcado por intervenciones extranjeras, pronunciamientos militares y guerras civiles. la gastronomía reflejó tanto la precariedad del momento como la sorprendente capacidad de adaptación de la sociedad. Mientras las élites urbanas intentaban preservar recetas virreinales y adoptar modas culinarias francesas o españolas, gran parte de la población improvisaba con lo disponible ante el desabasto frecuente, sustituyendo ingredientes y simplificando técnicas. Las fondas y cocinas populares, sin embargo, mantuvieron viva una tradición basada en el maíz, el chile y el frijol, incorporando, cuando era posible, productos regionales que seguían circulando pese a la inestabilidad. En ese contexto surgieron platillos híbridos, versiones austeras de guisos festivos y nuevos usos de ingredientes locales, mostrando cómo, aun en medio de la incertidumbre política y económica, la cocina mexicana continuó reinventándose y afirmando su identidad.