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ISBN 978-607-30-5988-6

La máscara que hablaba

Autor:Cardona Peña, Alfredo
Colaborador:Escobedo Trejo, Jesús (Ilustrador)
Editorial:Universidad Nacional Autónoma de México
Materia:Narración de cuentos
Público objetivo:Infantil / Juvenil
Publicado:2022-05-12
Número de edición:1
Número de páginas:24
Tamaño:22.5x31cm.
Precio:$115
Encuadernación:Tapa blanda o rústica
Soporte:Impreso
Idioma:Español

Reseña

Alfredo Cardona Peña, poeta, narrador, ensayista y docente costarricense, escribió el relato La máscara que hablaba por encargo de los coordinadores de la colección Biblioteca de Chapulín, proyecto editorial ideado por la Secretaría de Educación Pública. Cardona Peña llegó a México en 1938, con veintiún años, buscando una plataforma para dar a conocer su trabajo literario. Aquí desarrolló la totalidad de su obra, publicada en libros y revistas, y se convirtió en autor de culto por sus cuentos de ciencia ficción. En paralelo a su labor literaria forjó una carrera editorial en Ediciones Novaro como director de varias series de cómics, en las que en ocasiones colaboraba también como escritor.
La máscara que hablaba abre con una interpelación al lector que hace referencia a la importancia de los relatos de tradición oral, invitándolo a creer en la historia de la máscara que hablaba, la cual ha sido transmitida de generación en generación, según señala el narrador, desde tiempos inmemoriales. El cuento habla de un rey muy poderoso que nunca estaba conforme con lo que poseía, pues le parecía poco, a pesar de que en su palacio resguardaba tesoros de inigualable valor. Dirigía su atención exclusivamente a sus posesiones, por lo que el pueblo del que era soberano vivía en el descuido. Un día recibe como regalo, de manos del príncipe de un país lejano, una máscara gigante de cartón que al colocarla en la pared adquiere vida y comienza a hablar. Primero hace muecas graciosas que causan risa a toda la corte y después, poco a poco, se convierte en confidente y consejera del rey, ya que una de sus principales características es siempre decir la verdad. La máscara se da cuenta de que cada noche unos gnomos entran a la habitación del rey para robarle parte de sus tesoros; al ser descubiertos, confiesan ser “los gnomos que protegen a los desvalidos” y explican que todo lo que han sustraído lo han empleado para mejorar las condiciones de los más pobres del reino. El rey se da cuenta de que ha descuidado a su pueblo y repara el daño que ha causado.
La historia está construida de manera sencilla y clara; la estructura mantiene atención de los lectores (en cuanto a su estructura, resulta un elemento original que, a diferencia de los cuentos populares, la cadencia de los acontecimientos esté marcada por una fórmula de dos y no de tres: son dos noches y no tres las que los gnomos salen a robar y son sorprendidos por la máscara). Como en otros cuentos de tradición popular occidental, el rey de La máscara que hablaba aprende una lección de quienes menos imagina (El traje nuevo del emperador), y recupera al final del relato el perfil que de él se espera, es decir, aquel que se relaciona con valores positivos como la humildad, la comprensión y la generosidad.
El relato está escrito con el estilo de los cuentos populares europeos, pero el autor lo adapta e imprime un cariz propio, al dotar a la narración de un humor directo. Este rasgo que en los cuentos tradicionales resultaría extraño, aquí desempeña un papel esencial, pues establece un diálogo con los lectores, lo vuelve un relato moderno. El humor, asimismo, impide que la máscara que hablaba se convierta en un personaje perturbador y, sin embargo, no se desdibuja su faceta misteriosa e inquietante que hace que nos interesemos por ella. La función que en otros relatos desempeñaría el bufón de la corte, aquí la tiene una persōna (en el sentido latino del término); un objeto que está hecho para la representación, pero que en este caso no necesita un cuerpo para cumplir su papel. Tenemos a la máscara del bufón pero no al bufón. Otro de los elementos propios de algunos cuentos populares que encontramos en este relato son los gnomos, que cumplen con una misión determinada y encauzan la historia hacia una resolución positiva.
Las ilustraciones que acompañan al texto, en forma de viñetas, son expresivas y elegantes, y fueron realizadas por el artista gráfico mexicano Jesús Escobedo con la dirección de Gabriel Fernández Ledesma.

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