Delitos contra la salud en Sinaloa (1920-1950)
El origen del narcotráfico
La obra aborda en la parte inicial el contexto nacional decimonónico en el cual surgen los primeros intentos federales de regulación y control de sustancias naturales y químicas que fueran potencialmente peligrosas para la población. En ese marco, refiere que el primer Código Penal federal (1871) plantea la existencia de “Delitos contra la salud pública”, entendidos éstos como la adulteración de bebidas, alimentos y medicinas con la intención de “alcanzar un lucro indebido” por su venta; un par de décadas después aparecen los primeros códigos sanitarios los cuales especificaban las normativas bajo la cuales ciertos elementos especiales debían estar para que su comercio no causara daño en la población que los usaba.
Luego avanza al siglo XX donde la década de 1920 fue relevante en el tránsito de la regulación a la prohibición y criminalización del uso no medicinal de las entonces denominadas drogas enervantes o heroicas, siendo para ello muy importante la publicación del Código Sanitario de 1926 así como de un nuevo Código Penal en 1929 y otro más en 1931. En este último, los Delitos contra la salud son acotados únicamente a lo referente a drogas, eliminando lo relacionado a bebidas y alimentos en mal estado y sustancias químicas de uso industrial.
Así inicia un nuevo periodo en la historia mexicana de las drogas donde lo prohibitivo-criminal se impone sobre el uso libre, tradicional y común de drogas. De esta manera el Estado empieza a castigar con prisión a quienes no cumplieran las normativas del código sanitario vigente en relación con sustancias como la marihuana, el opio, la cocaína y diversos derivados de éstas, estableciéndose una política nacional prohibicionista que se mantendrá a lo largo del siglo.
Entra entonces a analizar lo que ocurrió en Sinaloa a raíz de la implementación de la política criminalizadora y para ello se revisan cientos de expedientes judiciales de procesos que se abrieron a lo largo y ancho del estado. Caso a caso esta fuente muestra los detalles de la realidad cotidiana que vivieron las personas que de una manera u otra tenían contacto con drogas enervantes, se observan detalles que escapan a la percepción cuando se enfocan solo en las normativas generales; acá se detecta el impacto social de la prohibición pues las personas que eran simples consumidoras, de marihuana por ejemplo, pasan a ser perseguidas y encarceladas como delincuentes, aunque no lo fueran.
A la vez que se revisan casos particulares se van construyendo las estadísticas, y éstas muestran un aumento constante de casos en Sinaloa. De este análisis cuantitativo se devela cuáles eran los municipios que más lidiaban con delitos contra la salud, destacando el puerto de Mazatlán y Culiacán la capital, y qué drogas eran las que más presencia tenían en la población de entonces. También revelan las dinámicas entorno al cultivo, comercio, ministro y consumo de drogas, así como patrones de comportamiento entre autoridades locales y federales.
Proceso tras proceso se construye un panorama general de los delitos en cuestión en Sinaloa, mostrando la situación en cada municipio y destacando casos particulares que exponen la realidad del recién ilegal negocio de las drogas. De un simple, pero revelador análisis estadístico se describe la participación de múltiples actores en tal actividad donde además de comerciantes y consumidores destacan los militares, policías locales y mujeres, más otros trabajadores del sistema como delegados de salud y jueces, trazando así un esquema en el cual se puede detectar la existencia de un mercado local de consumo de marihuana y otro enfocado principalmente a la exportación de opio hacia la frontera norte del país.
Se tiene un cierre en el que se habla de las fallas del sistema prohibicionista, pues en el actuar de las autoridades no todos fueron resultados positivos, señalando incluso algunos casos de corrupción e indicando que mucho de lo hecho eran acciones paliativas, ya que no lograron detener el crecimiento de una actividad ilegal que poco a poco fue permeando cada uno de los estratos de la sociedad sinaloense hasta llegar a ser considerada como normal para amplios sectores de ésta.