Tiempos divinos
Un transitar onírico del mito de la poesía
Una región posee un imaginario colectivo, una imaginación religiosa, una sensibilidad, es decir, posee alma. La región, en tanto que naturaleza, tiene un lenguaje múltiple que habla a los sentidos del hombre. Cuando éste responde de manera ritual a este lenguaje establece con ella un vínculo sagrado, el cual adquiere, en manos de ciertos especialistas, las características de un auténtico diálogo en el que los hombres, a través de la oración, la súplica, la oblación, el sueño o el uso de enteógenos, se dirigen a Dios, a los espíritus de los cerros, del viento y las nubes; y Dios y el mundo les responden, ya sea mediante ciertas manifestaciones meteorológicas o a través de sueños y visiones alcanzadas en estados que llamaríamos de iluminación.
Delimitar una región en el espacio puede ser tan impreciso como delimitar el momento en que se inicia un atardecer.