Los ecos del silencio
1820: Sophia Ashmore-Percy acompaña a regañadientes a su marido James a una remota isla griega, donde busca especímenes biológicos excepcionales. Sin embargo, una vez allí, Sophia se embarca en su propio viaje de descubrimiento, ya que tropieza con la criatura que el hombre está buscando, establece una conexión inesperada con una mujer de la zona y, en última instancia, reconsidera su matrimonio, su vida y sus propios deseos.
Décadas más tarde, el audiólogo Henry Latimer se dirige a la casa del empresario industrial sir Edward Ashmore-Percy después de que le asignaran la tarea de curar la sordera de su pequeña hija, Philomel. Pero Henry, ansioso por escapar de un pasado problemático, no tarda en obsesionarse con la naturaleza fascinante del negocio de sir Edward: el hilado de seda con una raza de arañas mágicas y poco comunes. Los extraordinarios escudos de seda suenan y ofrecen un respiro de las calles bulliciosas y de los vecinos ruidosos. El resultado es una tranquilidad instantánea, puesto que las personas que llevan esta seda experimentan una calma total. No obstante, quienes están cerca del exterior de la seda están sujetos a murmullos espeluznantes que se amplifican con la proximidad. Los curiosos sufren las consecuencias de este fenómeno inquietante, que se manifiesta en aflicciones físicas y mentales que van desde dolores de cabeza y somnolencia hasta casos graves de locura.
A medida que Henry se ve envuelto en la tentación de la seda y en el encanto de sir Edward, también descubre una historia familiar más siniestra. Cuanto más se adentra en el círculo íntimo de la casa Carthmute, más desentraña los secretos vulnerables y horrorosos del negocio de la seda.