Migraciones y movilidades
Las disrupciones ocasionadas por la pandemia de COVID-19 revelaron las deficiencias del sistema de salud público e hicieron evidentes los estragos de la desigualdad de ingresos entre la población, no todos podían mantenerse aislados en casa. Respecto al tema de las migraciones y movilidades, las medidas de contención del virus involucraron una mayor securitización de las fronteras limitando la movilidad de las personas y de los trabajadores migrantes.
En la frontera sur de México, se incrementó la participación de elementos de la Guardia Nacional y de agentes del Instituto Nacional de Migración con el objetivo de contener a los flujos de migrantes centroamericanos que viajan en caravanas huyendo de la violencia y la pobreza que azota a sus países. En la frontera norte se pudo observar un endurecimiento de las políticas migratorias de los Estados Unidos, las garitas internacionales de entrada y salida permanecieron cerradas por varios meses para los no-estadunidenses y la realización de viajes no esenciales. Se observó un aplazamiento de las audiencias de solicitud de asilo en Estados Unidos bajo el programa “quédate en México” y que en conjunto con las “deportaciones exprés” han provocado que un importante contingente de migrantes quede varado en las ciudades fronterizas del norte y sur de México, ejemplo de ellos son “las ciudades de espera” Tijuana y Tapachula.