Trecenas Capítulo 1: Hernán Cortés
¿Hacia dónde te diriges? ¿hacia dónde vas si no es a tu destino? ¿dónde está ese destino sino en esta casa del Tlachinolli Atl?
Ombligo de luna como ombligo del tiempo, trece movimiento, mechico-chicome, Ometeotl: uno que en tres es dos; lluvia de flores, Kiauhxóchitl de lluvia, nube tonalli que crece de flor, trece medio día, trecena del tiempo de Venus reloj.
César Morlán es un Tonalpouhqui, es decir, un contador que guarda y lleva la cuenta del tonalli -irradiación calorífica que circula por el cosmos- , que, más allá de su diplomado en Tonalpohualli y Medicina Tradicional extendido por la Universidad de Chapingo, interpreta esta cuenta desde la cosmovisión ancestral. Así, esta investigación, que navega entre los mares de la historia de las páginas dejadas y escritas por dos de sus protagonistas, Hernán Cortés y Bernal Díaz del Castillo, que junto a cronistas de la época como Francisco López de Gómara o Antonio de Solís, además de la bibliografía escrita en tiempos modernos por respetados astrónomos, arqueólogos e historiadores, busca mostrar una serie de largas, larguísimas, cadenas de acontecimientos sucedidos en el periodo histórico conocido como “La Conquista”, conectadas todas entre sí por múltiplos temporales del número trece -trecenas-, solsticios, equinoccios y los ciclos del siempre dual Venus y la errática Luna; y que sin embargo, tan atractivo como esto suene, no es el objetivo principal.
César Morlán, intérprete del ontológico tonalli, a través de estas páginas se pregunta, y nos anima a preguntar también, si la caída del otrora magnífico señorio mexica y su capital Tenochtitlan, fue en realidad eso, una caída o fue una entrega que tenía que ser, porque el tiempo, embebido en sus calendarios, era de ser; y en seguida, si esto es cierto, como parece insinuar la enorme serie de coincidencias temporales analizadas aquí, ¿existe en realidad un libre albedrío o está todo ya determinado con anticipación?; y, si es así, ¿de quién fue la mano que lo escribió?
Cesar Jordán