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ISBN 978-607-30-6057-8

TLCAN (UMSCA, T-MEC): Dependencia productiva y financiera de México

Autor:Echenique Romero, Ximena Valentina
Zuñiga Casas, Bryan
Editorial:Universidad Nacional Autónoma de México
Materia:Economía
Público objetivo:Enseñanza universitaria o superior
Publicado:2022-05-27
Número de edición:1
Número de páginas:200
Tamaño:14x21cm.
Precio:$340
Encuadernación:Tapa blanda o rústica
Soporte:Impreso
Idioma:Español

Reseña

En el último tercio del siglo XX, el mundo occidental inició un proceso de reestructuración económica, producto de la crisis del modelo fordista de acumulación de capital. La crisis del fordismo fue la expresión del desacoplamiento entre las instituciones existentes, la producción, y el consumo de bienes, es decir, se trató de una crisis de regulación. La superación de la crisis del fordismo implicaba modificar e, incluso, desechar tecnologías y procedimientos operativos de la mayoría de las empresas; de los tipos de control del mercado de trabajo definidos por los movimientos obreros; de los instrumentos de control macroeconómico desarrollados por el Estado benefactor; de las reglas del sistema monetario internacional y del comercio, establecidas después de la Segunda Guerra Mundial.
Esa superación implicaba dichos cambios de forma tal que, a partir de los últimos años de la década de los 70, se inició una nueva fase de internacionalización del capital, cuantitativa y cualitativamente distinta de las precedentes, caracterizada por: el desarrollo de la nueva división internacional del trabajo (NDIT), la conformación de bloques económicos, la liberalización multilateral del comercio de bienes y servicios vía la Organización Mundial de Comercio, las constantes innovaciones en productos y procesos productivos, y la conformación de mercados financieros globales. Sucesos todos que han transformado los patrones comerciales, así como de organización industrial y empresarial. La incorporación de México a esta fase de internacionalización del capital se inició con las reformas estructurales de la década de 1980, que impusieron los organismos internacionales a través de los planes de estabilización. Estas reformas gestionaron los cambios institucionales que garantizaron la acumulación de capital a escala internacional, con un predominio de las empresas productivas transnacionales en México, y un proceso de liberalización en el sector financiero con un crecimiento de los instrumentos de inversión. En estricto sentido, el TLCAN no representó una reforma en materia comercial, pero es parte de las respuestas a los requerimientos de reproducción de capital a escala internacional que se desarrollan en la globalización. Una vez analizadas las características de la globalización y la renegociación del TLCAN, ubicando los sectores domésticos dependientes del mercado estadounidense y la relevancia de las empresas transnacionales en la dinámica de acumulación nacional, entonces el texto continúa con el análisis de la relación en el sector financiero estadounidense y mexicano. En este sentido, en materia comercial, el proceso de globalización desde sus inicios fortaleció la relación dependiente de México con respecto a Estados Unidos, logrando sectores “líderes” con una alta participación de capital transnacional. Mientras el sector financiero, específicamente el mercado de renta variable mexicano, no ha seguido el desarrollo del mercado

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