Yacimiento de Tocuila
Características y significado cultural
El hallazgo en Tocuila (Texcoco) de una serie de restos óseos de fauna extinta, brindó la oportunidad de penetrar en el estudio de un yacimiento arqueo-paleontológico de riqueza excepcional. La excavación arqueológica de dos pequeñas unidades (UE1 y UE5), se realizó dentro del cauce de un paleocanal azolvado por una secuencia de flujos lodosos en los que fueron recuperados más de 1300 elementos óseos, cuya estratigrafía fue datada a partir de restos de carbón vegetal entre 15,281 y 12,056 años AP. Entre las características del depósito, destaca que embebidos dentro de cinco flujos de lodo u horizontes deposicionales, distribuidos a lo largo de poco más de tres milenios y sobrepuestos a manera de un palimpsesto, fue documentada evidencia ósea de actividades culturales de matanza, carnicería y cantera de huesos largos de Mammuthus columbi.
Aún no ha sido definida con precisión la extensión total del yacimiento de Tocuila, sin embargo hay registro de reportes dispersos dentro del poblado en una extensión cercana a las 60 hectáreas, de las que sólo han sido excavadas siete unidades.
Aunque no han sido pocos los investigadores de diversas disciplinas e instituciones que han contribuido al estudio de Tocuila, en este volumen y desde la perspectiva que ofreció la excavación arqueológica de las UE1 y UE5 de Tocuila, nos hemos concentrado en el análisis sistemático de la totalidad de los elementos óseos ahí recuperados, ubicando cada uno de ellos en su contexto crono estratigráfico. Asimismo se evaluaron los procesos tafonómicos que habrían incidido de manera diferenciada en éstos, identificando aquellos huesos que fueron modificados intencionalmente por el hombre, poniendo en relieve el significado cultural de la tecnología empleada, cuya existencia alude a una tradición fundada en el modo de vida de los cazadores recolectores y el funcionamiento de mecánicas sociales de trasmisión de conocimiento y utilidad, tradición que iba en progresión pero que fue interrumpida abruptamente, de manera simultánea al alud de cambios en la biota y de todo orden que implicó el tránsito del Pleistoceno al Holoceno.
Las evidencias de huesos de mamuts modificados intencionalmente por el hombre hace 15 mil años en la planicie lacustre de Tocuila no sólo han contribuido a dar más profundidad al conocimiento que teníamos de la colonización pleistocena de la región, sino que además nos han provisto de una imagen que humaniza la que teníamos de aquellos primeros colonizadores de los antiguos lagos de la Cuenca de México.