La eternidad del instante
Hay alguien, o algo, que parece haber decidido que nuestra vida sea un continuum, una progresión en el tiempo. Otros, sin embargo, proponen que lo que tenemos, lo que podemos tener, es apenas una parte del todo, una posición o una velocidad.
Pocos, muchos menos, saben que ambas opciones, en caso de que haya opción, son falsas. O ambas, también, verdaderas. Que somos eternidad pero transfigurada en un instante único e irrepetible. Que somos un instante sí pero que resuena para siempre. De ahí el valor, en el sentido más estricto de la palabra, de estos instantes con aspiración de eternizarse, de La eternidad del instante.
Jonatan Frías y Anuar Atala, con la escritura y la obra gráfica respectivamente, son de esos pocos que lo saben y cumplen, como lo han venido haciendo en sus ya largas carreras, con el mil veces citado precepto beckettiano “Try again. Fail again. Better again. Or better worse. Fail worse again. Still worse again” y su más desconocida continuación. “Till sick for good. Throw up for good. Go for good. Where neither for good. Good and all”.