Reseña

Virgilio Fernández del Real nació el 26 de diciembre de 1918 en Larache, en el antiguo protectorado español en Marruecos. Falleció en su casa del barrio de Marfil, en Guanajuato, México, el 17 de diciembre de 2019, cuando estaba a punto de cumplir los 101 años de edad.
Pasó su niñez entre la ciudad de Sevilla y el pueblo de Cabra (Córdoba). Quiso ser médico, y a los catorce años ya hacía prácticas, durante sus vacaciones, en un hospital sevillano. En Cádiz obtuvo el título de practicante. Con toda su familia se trasladó a Madrid en 1934, para iniciar sus estudios de medicina y trabajar en el Hospital de la Princesa.
Allí le sorprendió, en 1936, el estallido de la guerra civil, que vivió como personal sanitario y como combatiente ocasional, además de como militante del Partido Comunista. A los dieciocho años era ya teniente. Asignado a los servicios médicos de las Brigadas Internacionales, con ellas estuvo en casi todas las batallas importantes. Fue de los últimos militares republicanos que salieron de Barcelona justo cuando las tropas de Franco entraban en la ciudad.
Internado en uno de los campos de refugiados del otro lado de la frontera, en Francia, su familia logró sacarlo de allí. Normandía, París, La Habana, Nueva York (allí estuvieron retenidos él y su familia durante varios días en Ellis Island), Veracruz, la Ciudad de México, Monterrey (donde pudo continuar sus estudios y acabar su carrera de medicina), San Antonio (Texas), fueron etapas importantes de su exilio.
A comienzos de la década de 1940 comenzó su historia de amor, en la Ciudad de México, con la actriz, estrella radiofónica, pintora y escultora canadiense Gene Byron, con quien se trasladó a vivir en Guanajuato en la década de 1950. La casa que ahí construyeron se convirtió en casa museo, tras la muerte de Gene, en la década de 1980; ahí está custodiada casi toda la obra de la artista. Con sus exposiciones, conciertos dominicales, clases y cursos para niños y jóvenes, es desde hace mucho tiempo un foco imprescindible de la cultura de Guanajuato y de México.
Allí, al lado de su segunda esposa, Estela, Virgilio mantuvo sus ideales, sus recuerdos y su lucha por un mundo mejor.
Este libro, en el que Estela ha tenido una intervención destacada, es el reflejo de algunas de las conversaciones que Virgilio mantuvo entre 2005 y 2019 con su amigo y colaborador Gabriel Medrano de Luna.