Elogio a la discapacidad
Reflexiones personalísimas sobre el duelo
Hay relatos que no nacen de la inspiración, sino del golpe seco de la vida. Este libro es uno de ellos. Elogio a la discapacidad surge del instante en que una carretera se volvió frontera entre lo que era y lo que nunca volvería a ser. Lo que la prensa resumió como una cifra más, aquí se reconstruye como lo que realmente es: una historia humana profunda, con nombres, heridas, silencios y un amor puesto a prueba por más de una década.
Ernesto narra el derrumbe y la reconstrucción de su mundo tras el accidente que dejó a Lorena —su compañera de vida desde los pasillos de la Universidad Autónoma de Sinaloa— con severas limitaciones físicas y neurológicas. Durante años, su hogar fue territorio de ira, miedo, negación, negociaciones internas y noches sin sueño; pero también el lugar donde la fragilidad se convirtió en fuerza y la rutina del cuidado en una forma radical de resistencia amorosa.
Este testimonio recorre las cicatrices visibles e invisibles que deja la tragedia: los vínculos que se quiebran, la soledad que acecha, la enfermedad que desnuda, la frialdad del mundo y la extraña fortuna de quienes sí llegan para sostener. Es una exploración honesta del duelo sin muerte, del amor que permanece aun cuando la vida cambia de forma, y de la ética íntima que nace del “elegir quedarse” cada día.
Con la lucidez de quien ha mirado de frente al sufrimiento y lo ha convertido en camino, el autor traza un viaje espiritual, psicológico y humano que dialoga con Freud, Lacan, Bauman, Igor Caruso y con las historias anónimas que pulsan en hospitales, carreteras y casas silenciosas. Elogio a la discapacidad no es una apología vacía, sino un acto de conciencia: la afirmación de que, incluso en la desgracia, persisten la ternura, la dignidad y el misterio de lo que nos sostiene.
Este libro es una invitación a mirar de otra forma la vulnerabilidad, a recordar que nadie tiene asegurada la integridad física ni emocional, y a reconocer el valor de quienes cuidan, acompañan y resisten cuando todo parece perdido. Un abrazo hecho palabra para quienes atraviesan la discapacidad de un ser querido, y un llamado a la empatía para quienes aún no han sentido el temblor del mundo bajo los pies.