Entre rosas y espinas
Esta es una historia de amor que se convirtió en una espina de dolor. No me considero especial por lo que viví ni por haberlo superado. No soy “el único” ni “el distinto” que atravesó algo así. Tengo virtudes que aprecio y defectos que reconozco; ambos me moldearon. Y, aunque pueda sonar extraño, aceptar que no soy especial ha sido una de las ideas más liberadoras que he tenido. Como dice Evy Poumpouras, entender que no eres una excepción te libera del peso de esperar que el mundo se acomode a ti. Te recuerda que no tienes un pase garantizado al éxito o a la felicidad solo por ser tú. Y, sobre todo, te obliga a enfrentar de frente la realidad: que lo único que realmente importa es lo que haces con lo que te toca vivir.