Tempestad
Tempestad tiene la densidad de un diario íntimo filosófico con el pulso narrativo de una novela confesional. Si el corazón de la novela es el duelo amoroso, la historia dialoga con un duelo más amplio: el de la adultez, la promesa incumplida de la vida, la precariedad emocional, la fragilidad humana.
Una mirada furtiva, un beso bajo la lluvia, un laberinto disruptivo, una erupción, un misterio que se revela en pequeñas dosis y que lo cambia todo. A partir de ese instante, Emilio y Tempus se sumergen en una relación marcada por la intensidad, la contradicción y un deseo que arrastra tanto como devora. Entre cartas no enviadas, ciudades, insomnios y silencios devastadores, se despliega un universo íntimo en el que el amor se convierte en refugio y amenaza, en salvación y abismo.