Reseña

A veces, basta cerrar los ojos, para abrir las puertas de una verdad profunda. Durante ocho días en coma, un hombre de 44 años, viví casi un año completo en una dimensión, que se desmoronaba entre la pesadilla y la revelación.

En ese tiempo irreal, hui de un hospital donde intentaban matarme, fui indigente en calles sin nombre, caí en un hospital psiquiátrico sin salida, fui secuestrado por una bruja terrible y perseguido por una bestia voraz que olía el miedo.

Atravesé un hospital decadente, reflejo de mis propias ruinas internas. Y entonces… desperté.

Este libro no es, solo, la crónica de una mente en delirio, sino el testimonio desgarrador y luminoso de un renacer. Un grito silencioso, que nos recuerda que la vida no espera, que el tiempo se escurre sin permiso; que cada instante cuenta.

En cada página late un llamado urgente a despertar —aunque no hayas estado dormido— y a vivir con los ojos abiertos, el corazón agradecido y el alma dispuesta. Porque lo quieras o no, un día… se te va a acabar la vida.