Casa sin puertas
El inexorable avance de la vida deja a su paso incontables errores, confusiones y dolores: fantasmas que, con el tiempo, se instalan en nuestros rincones más íntimos. No obstante, estos espectros se funden inevitablemente con los sueños, júbilos y pasiones que comparten el mismo espacio interior, creando así un lienzo de colores abstractos imposibles de explicar, ya que solo se pueden experimentar. Es precisamente de estos inimitables colores que están pintadas las paredes de la casa a la que Antonio Rocha nos invita a pasar: una que está dolorosa y valientemente abierta, donde las emociones no conocen límites y las historias personales se convierten en universales.
En estas páginas, el autor nos guía por la vida de Claudio Santomé, un personaje que vive, ama y se equivoca en la Ciudad de México, una ciudad que late al ritmo de sus recuerdos y heridas. A través de confesiones sinceras y memorias palpables, el lector se verá reflejado en este mosaico de sentimientos omnipresentes: amores y dolores
que cruzan puentes y avenidas atemporales, conectando distintas épocas, para recordarnos que olvidar no es lo mismo que sanar.
Y es que, ¿cómo es posible que el ser humano intente contener dentro de sí la experiencia de vida a sabiendas de que la misma se construye sólo en relación a los seres cohabitantes del mismo espacio y tiempo?
“Casa sin puertas” es un libro para quienes han sentido alguna vez que sus sentimientos desbordan cualquier frontera. Con una prosa honesta y conmovedora, Rocha vuelve a poner en el centro de la conversación la inevitabilidad de abrir nuestro corazón como antídoto ante un presente que, aunque pareciera enfermo, sigue palpitando férreamente con la promesa de una vida llena de luz. Tanto si buscas un relato para sentirte acompañado, como si quieres redescubrir la belleza de lo cotidiano, este libro te invita a entrar, a mirar de frente tus propios demonios y a explorar el coraje de abrazar la vida sin puertas ni reservas. No hay duda de que las mejores historias son aquellas que se atreven a salir de casa.
Salathiel López