El sí a la vida
Caminando con Nietzsche
¿Es posible abandonar el amor por alguien, por un hijo o un padre? ¿Es posible que la familia lo sea todo y a la vez nada y nuestra suerte es más bien encomendarnos al encuentro con nuestra soledad, aquella que forjó el carácter en la niñez?
¿Algún día llegamos a entender que en la guerra nadie gana? ¿Sabremos algún día que en el campo de batalla todos perdemos y perderemos? ¿Por qué ha costado tanto para el ánimo de todos tener el éxito y formarse una vida propia? ¿Qué pecado hay en el haberse realizado?
¿Qué sabemos de nosotros mismos al final? ¿Qué recordamos o reconocemos? ¿Cuántas cosas realmente nos ocurrieron? ¿Será que en verdad «la vida es sueño»?
Ganar es un asunto mental, no físico; llegar a la cumbre, alcanzar el éxito es una cuestión de mentalidad y es un trabajo que le compete a nuestro interior. Gana quien sabe ganar. Al final muchas veces no gana el mejor sino el que supo hacerlo mejor, quien tiene la mente en un lugar, el que se ha hecho a sí mismo, quien se da forma a sí mismo.
Pero toda historia humana es al final una historia de redención y qué afortunado, sí, qué afortunado es quien puede lograr este cometido.