Juvenilia
Cuentos, novelas cortas, piezas teatrales, poemas, todo ello rebosante de la viva imaginación de una autora precoz que juega con sus lecturas y, lejos de emularlas, las interpreta irónicamente. Las heroínas lánguidas y los príncipes azules, los intercambios amorosos y los parentescos redescubiertos de los que abundaba la biblioteca de su padre se convierten en el acicate para resaltar los aspectos ridículos y exagerados, con un gusto por la parodia que distinguiría a Jane Austen en sus obras de madurez.