Lucky
y los Escenarios Catastróficos
Lucky y los escenarios catastróficos es una entrañable y poderosa historia infantil que da voz a una experiencia común en la niñez (y muchas veces también en la adultez): el miedo al “¿y si…?”. Con gran sensibilidad y sentido del humor, este libro invita a niños, padres y educadores a mirar de frente la ansiedad, la imaginación desbordada y las preocupaciones exageradas… pero desde los ojos curiosos y llenos de ternura de un protagonista inolvidable: Lucky.
Lucky no es un niño cualquiera. Es un pequeño con una mente brillante, creativa y activa, tan activa que es capaz de imaginar el peor desenlace posible para las situaciones más cotidianas: ¿Y si el desayuno explota? ¿Y si la escuela se convierte en una jungla? ¿Y si una tormenta solar me deja sin tarea ni recreo? Para Lucky, cada día puede ser una aventura… o una catástrofe.
A través de ilustraciones coloridas y una narración ágil y envolvente, el lector acompaña a Lucky mientras aprende a cuestionar sus pensamientos catastróficos y a transformar sus miedos en oportunidades de crecimiento. Con la ayuda de su familia, sus amigos y —sobre todo— de su propio corazón valiente, Lucky descubre que no todo lo que imagina es verdad, y que a veces el único “escenario catastrófico” es dejarse vencer por el miedo sin intentar.
Este libro es más que una historia divertida: es una herramienta emocional muy valiosa. Ayuda a los niños a identificar y poner nombre a sus preocupaciones, a comprender cómo la mente puede engañarnos cuando estamos asustados, y a construir recursos internos para enfrentar la vida con más calma, valentía y confianza.
Lucky y los escenarios catastróficos es ideal para leer en voz alta en el aula, compartir en casa antes de dormir o usar como punto de partida para hablar con los más pequeños sobre lo que sienten. Su enfoque empático, su lenguaje accesible y su mensaje esperanzador lo convierten en un libro imprescindible para acompañar emocionalmente a niños de entre 5 y 10 años.
Con esta obra, Lucky nos recuerda que todos —grandes y chicos— tenemos miedo a veces, pero que también tenemos la capacidad de imaginar soluciones, pedir ayuda y reírnos de nosotros mismos. Porque, al final del día, los verdaderos héroes no son los que nunca tienen miedo, sino los que lo enfrentan con imaginación… y un poco de suerte.