Pauline Boudry & Renate Lorenz
Todo lo que ella dijo—All the Things She Said
A partir del título de una nueva obra protagonizada por la activista y DJ Chelsea Manning, Todo lo que ella dijo explora cómo el sonido puede convertirse en un lenguaje queer para el luto, la esperanza y el deseo. En diálogo con lo que Pauline Boudry y Renate Lorenz llaman “performers adicionales” —los objetos que conforman sus obras: persianas, micrófonos, altavoces, una puerta corrediza, humo y otros objetos diversos— la exposición recorre la forma en que el sonido y el placer visual se convierten en poderosos aliados cuando el habla falla.
El dúo berlinés aborda diferentes aspectos del sonido: a través de cuerpos que se mueven en concierto fuera de las restricciones del tiempo, de la música como una celebración de la vida frente a la violencia y de la voz en una canción que habita los fantasmas de un edificio colonial en España. Además de estas videoinstalaciones basadas en el performance, las esculturas trabajan sobre la tensión entre alzar la voz como un medio de liberación y permanecer en silencio como una poderosa práctica de resistencia.
Taking its title from a new work featuring the activist and DJ Chelsea Manning, All the Things She Said explores how sound can become a queer language for the expression of mourning, hope, and desire. In dialogue with what Renate Lorenz and Pauline Boudry call “additional performers” ―consisting of a set of blinds, some microphones and speakers, a sliding door, smoke, and various other objects―, the exhibition examines how sound and visual pleasure can serve as powerful allies when speaking fails.
The Berlin-based duo explores different aspects of sound: through bodies moving in concert, outside of the constraints of linear time; through music as a celebration of life in the face of violence; and through the voice in a song haunting the ghosts of a colonial building in Spain. In addition to these performance-based video installations, the duo’s sculptures draw on the tension between speaking out as a means of liberation and remaining silent as a powerful form of resistance. In these works, sound and silence convey a queer potential in practical terms: a non-identitarian force for creating community.