Reseña

Pese a la relevancia que ha tomado desde los años ochenta el debate sobre la democracia, se ha puesto poca atención al contexto que ésta supone desde el punto de vista de la cultura política. Sin ésta, o estando mal cimentada, se dificulta la participación en las decisiones de los distintos aspectos de la vida democrática y, en este sentido, una ciudadanía plena y una existencia consolidada de la “cosa pública”, la república. No se trata de asuntos meramente formales, sino de garantizar las bases de la vida democrática. Es algo con frecuencia no abordado.
Víctor Manuel Durand Ponte, Premio Universidad Nacional e investigador emérito del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, es un autor que ha seguido pormenorizadamente la evolución de la cultura política en México, y es en este sentido excepcional. El estudio de esta cultura política parte de la comprensión del régimen posrevolucionario y sus contradicciones, para seguir con las dificultades que una herencia autoritaria plantea para la transición democrática. Sin embargo, el investigador no se queda en algún simplismo que oponga al autoritarismo algún automatismo en materia de derechos y libertades, sino que muestra las persistencias de una añeja cultura política que se caracteriza en buena medida por la ambigüedad.
Así, junto al estudio de la evolución de la cultura política hasta 2018, el autor ofrece claves únicas para entenderla en lo que tiene de específico en México, más allá de “modelos”, y en las circunstancias de la desigualdad, la precariedad, la exclusión y las deficiencias de la educación. Durand Ponte ofrece así varias de las claves sin las cuales es imposible pensar una democracia sólida.