Reseña

Hace ya 70 años de que las mujeres mexicanas consiguieron que se reconociera su derecho al voto. No fue una dádiva del gobierno del entonces presidente Adolfo Ruiz Cortines, sino una conquista obtenida por la lucha tenaz de miles de mujeres durante varias generaciones.
El siglo XX presenció el surgimiento de grandes revoluciones que se proponían terminar con las condiciones de explotación y con la sociedad injusta de privilegios para unos cuantos y miseria para las grandes mayorías. En México también ocurrieron grandes transformaciones sociales gracias a la movilización y la lucha popular y, sin embargo, todos estos grandes cambios fueron, en su mayoría, en beneficio principalmente de los hombres. Las mujeres, que son más de la mitad de la humanidad, habían sido excluidas durante siglos de sus derechos políticos, económicos, sociales y culturales. Tuvieron que organizarse y luchar para acceder al trabajo, a la educación, a la política, y esa lucha ha conseguido conquistas importantes. Pudieron acceder al trabajo, a la educación, paulatinamente a la política.
Con su ingreso a los puestos de representación popular y a los gobiernos, poco a poco incorporaron nuevos temas a la agenda como su derecho a la salud, a la educación, a mejores salarios, a la seguridad social, a la no discriminación, a no sufrir violencia, a decidir sobre sus cuerpos, a despenalizar el aborto. Su ingreso a la política detonó la movilización y la lucha para alcanzar todas estas conquistas, obtenidas con mucho esfuerzo, venciendo múltiples resistencias. Sin embargo, sigue habiendo una considerable brecha salarial; la paridad de género en la representatividad política no ha ido aparejada con la paridad en la responsabilidad en la toma de decisiones.
La revolución silenciosa que ellas están llevando a cabo es el cambio estructural, de costumbres y mentalidades más importante que está en curso en el mundo de hoy.