Este manso frescor es un perfume de silencios
El lenguaje poético, al ser un código cifrado en el telar de una madeja íntima, se permite convivir con una trama hilada por referentes múltiples, desde varias tradiciones literarias. Los poemas de Alejandra Solís se inscriben, sin duda, dentro la tradición de la poesía femenina que iría desde las Jarchas y Cantigas de amigo en castellano medieval, hasta diversas poetas del siglo XX como Gabriela Mistral, Guadalupe Amor, María Luisa Bombal o Cristina Peri Rossi, por solo mencionar algunas. Pero no son los únicos vasos comunicantes a los cuales remite, se suma a la de tradiciones literarias incluso más antiguas todavía, pues, aunque sin los rasgos métricos de tales épocas, evoca a los versos de la poesía antigua —china, griega o latina— o a reflexiones como las escritas en tablillas de boj, por la patricia romana Apronenia de Avitia; del mismo modo ‘Este manso frescor es un perfume de silencios’ de Alejandra Solís nos describe en todo su esplendor el asombro personal por lo cotidiano.