La arquitectura en relación con otras artes
En su tercera acepción del término arquitecto, el filósofo Ettiene Souriau con¬signa “Por arquitecto se entiende también e incluso metafóricamente, todo creador o instaurador cuya actividad es constructiva y cuya obra (sea material o espiritual) hace pensar, por su disposición y sus proporciones, en un monumento armonioso y grandioso. La idea de Dios como arquitecto del universo se ha solido formular no solo verbal, sino también iconográficamente, al ser Dios representado con los atributos del arquitecto: el compás, el nivel, etc.”.
El arte de la arquitectura se caracteriza por la concepción y construcción material de edificios, aquellas obras tridimensionales con primordial destino fun¬cional práctico, que incluyen el diseño de espacios interiores y exteriores, abiertos y cerrados, sólidos o huecos, a partir de la escala humana —sin que se limite a ella—, de apariencia no icónica y también figurativa. Por su carácter estructurador comúnmente se ha identificado como un eje aglutinador de otras artes con un sentido jerarquizante, sentido con el cual no se coincide en este libro. Tomando en consideración las dificultades para definir y clasificar las artes, distinguir sus fronteras, así como acotar sus cambiantes valores históricos y culturales, se pre¬fiere privilegiar las asociaciones e interacciones sincrónicas y diacrónicas entre la arquitectura y otras artes de diversas maneras, tanto directas en términos físicos que impliquen fusión, combinación, contigüidad o coexistencia, lo mismo que en vínculos indirectos, pero no por ello menos significativos y esclarecedores.
Como cuando en alusión a la estética de lo arquitectónico se emplea, explica Souriau, “la palabra arquitectura mejor que estructura, disposición del conjunto, sistema de relaciones”, por ejemplo, al decir la arquitectura del libro para con¬notar un modo de composición adecuado a un fin, con cierta progresión de sus elementos; asimismo, respecto a un cuadro pintado para indicar lo que evoca de monumental y “subrayar la importancia de la construcción de su valor artístico”, o relacio¬nes constructivas entre las sonoridades reunidas […], su desarrollo, su sucesión, en la medida en que todo ello es estructural”, porque “una obra de arquitectura puede tener una presentación sucesiva —se circula alrededor del edificio, se penetra en él y se deambula por él—, pero esta sucesión está dirigida por la estructura estable del edificio; y así, al hablar de arquitectura sonora, se sugiere que la sucesión mu¬sical está dirigida por una estructura más o menos intemporal de la obra”.
Igualmente, se tiene la convicción, siguiendo a Steen Eiler Rasmussen, de que “la arquitectura es algo indivisible […] no se hace simplemente mediante la suma de plantas, secciones y alzados. Es otra cosa y algo más”. Desde la fenome¬nología, este arquitecto y teórico de la arquitectura explora diversas percepciones y experiencias que nos conducen directamente a la interacción e interpenetración de las artes, entre ellas “oír la arquitectura”:
Las bóvedas y, sobre todo, las cúpulas son muy eficaces para la acústica. Una cúpula puede reverberar con mucha potencia y crear centros especiales de sonido. La igle¬sia bizantina a de San Marcos, en Venecia, tiene una planta de cruz griega y cinco cúpulas, una en el centro y otra sobre cada uno de los cuatro brazos de la cruz […] El organista y compositor Giovanni Gabrieli —que vivió en torno al año 1600— aprove¬chó estas condiciones en la música que compuso para la catedral. San Marcos tenía dos galerías de música una a la derecha y otra a la izquierda, alejadas entre sí todo lo posible y actuando como una poderosa caja de resonancia. La música se oía desde ambos lados: uno contestaba al otro en una sonata pian e forte. Los fieles no sólo oían dos orquestas, sino que además oían dos espacios con cúpula […].
Aunque éste es un ejemplo único, todos los interiores de las iglesias grandes tienen su propia voz, sus posibilidades especiales.
La génesis del presente libro se halla en el estudio de la arquitectura; se sus¬tenta en la pretensión de distanciarse de una visión atomizada y jerarquizada de las artes, también se aparta de aquellas expresiones canónicas o más reconocidas dentro de cada disciplina artística, se destaca la importancia de producciones no especializadas y se identifican nexos entre las artes fuera de lo común.