Las hijas del volcán
El Salvador, 1930. Graciela —la segunda hija de Socorrito, una campesina oriunda de los cafetales de Izalco— vive a las faldas del volcán estrechamente unida a su familia y amigos, hasta que recibe un mensaje proveniente de la capital donde reclaman su presencia. Su madre temía la llegada de este momento, pues ya había tenido que dejar ir antes a su primogénita, Consuelo. Con apenas nueve años, Graciela ha sido seleccionada para desempeñarse como oráculo del General, el dictador «que domina las mareas, les dice a los volcanes cuándo hacer erupción y le da forma a la luna». Consuelo y Graciela, que nunca se habían visto, se cruzan en el palacio presidencial y pronto forjan una inquebrantable amistad. Lo que no saben es que son las hijas ilegítimas de un hombre que fue la mano derecha del sátrapa y que murió asesinado, lo que motivó al General, quien desconfía de todos, a traerlas a su palacio creyendo que su linaje las hacía una compañía segura. Pero tras el genocidio conocido como La Matanza —en el que miles de salvadoreños son brutalmente masacrados por el cruel dictador— las hermanas deben separarse y escapar a California y París, respectivamente… hasta hallar su lugar en el mundo y, quizá, reencontrarse algún día.