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ISBN 978-607-69523-9-9

Las crisis en la cabeza
Foucault, el hombre, la arqueología

Autor:Hernández Castellanos, Donovan
Editorial:El Diván Negro
Materia:Educación. investigación. temas relacionados con la filosofía
Clasificación:Teoría crítica
Público objetivo:Profesional / académico
Publicado:2025-01-01
Número de edición:1
Número de páginas:126
Tamaño:14x21.5cm.
Precio:$300
Encuadernación:Tapa blanda o rústica
Soporte:Impreso
Idioma:Español

Reseña

La importancia de pensar al hombre a partir de la arqueología foucaultiana no viene únicamente del valor monográfico o heurístico que por sí mismo tiene este planteamiento al interior del pensamiento francés de la segunda mitad del siglo XX. Tal vez la importancia de volver a este problema radique en la serie de consecuencias que se derivan de él. Entre otras: la crítica de los planteamientos historicistas que hacen del hombre el sujeto de la historia; el cuestionamiento severo de la historicidad comprendida como una continuidad racional en el devenir histórico, así como de toda teleología en la filosofía de la historia; la aceptación del presente como un problema legítimo que la filosofía ha de plantearse con todo rigor; por último, el cuestionamiento radical de todo antropocentrismo en el pensamiento filosófico, necesario, según Foucault, para pensar de otra manera.
Por esta última razón, es que me parece pertinente volver al problema del nacimiento del hombre en el siglo XIX, así como de su probable desaparición, desde la propuesta foucaultiana de la arqueología de los saberes; siempre con la intención de ahondar en el significado de lo que es este “pensar distinto”, desde el cuál Foucault nos interpela y por el cuál aún inquieta nuestro pensamiento contemporáneo. En suma, el tema de este ensayo será la aparición del hombre en el pensamiento moderno, considerado como un acontecimiento en el orden del saber, debido a una redistribución general de la episteme del siglo XIX, descrita por Michel Foucault en Las palabras y las cosas.
Foucault concordaba con Nietzsche en que actualmente sufrimos del hombre; esto es: sufrimos de su ausencia como centro coordinador del pensamiento en general, en la medida en que esta posición ha sufrido una ruptura debido al advenimiento del ser del lenguaje como nueva positividad del pensamiento. En este sentido, el diagnóstico del pensador francés es precedido por la declaración nietzscheana de la muerte de Dios. Foucault concordaba con ella, a condición de aceptar que aquél que moría junto con el fundamento de los trasmundos era precisamente su asesino: el hombre. Si esto es así, entonces la llamada muerte del hombre podría ser la oportunidad de pensar nuevamente de manera distinta. Ello implicaría, como Foucault lo demostró en su tiempo, pensar con la crisis en la cabeza.

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