Construyendo el gran México.
La emigración mexicana a Estados Unidos
La migración mexicana a Estados Unidos ha constituido el movimiento sostenido de trabajadores migratorios más grande del mundo en los siglos xx y xxi. Como parte de la oleada masiva de migrantes provenientes de Asia, América Latina y el Caribe después de la Segunda Guerra Mundial, en las últimas décadas, los mexicanos han conformado, con mucho, el mayor grupo de migrantes en Estados Unidos. Aunque con frecuencia la migración y los migrantes mexicanos han sido considerados periféricos a los proyectos de formación y consolidación de los estados nacionales, éstos han desempeñado un papel importante en el desarrollo económico y político de ambos países en los últimos 160 años. Con raíces en el siglo xix, el incremento del flujo migratorio en las primeras décadas del siglo xx provocó el comienzo de una importante legislación en inmigración y emigración que estableció patrones duraderos en la relación binacional entre México y Estados Unidos. A lo largo del siglo xx y hasta hoy día, los legisladores de Estados Unidos han construido consistente y estratégicamente al migrante mexicano primero como un ente temporal y luego como un forastero permanente, un ente ilegal y no asimilable, con una carga racial, utilizado para satisfacer las importantes demandas laborales de una economía industrializada en expansión. Por su parte, México, siempre en una posición política y económica asimétrica frente a Estados Unidos, utilizó inicialmente una serie de políticas de emigración carentes de coordinación para intentar prevenir la fuga de sus ciudadanos trabajadores y más adelante, durante y después de la Segunda Guerra Mundial, cambió sus prioridades legislativas para facilitar una emigración que trajo alivio al desempleo y al rápido crecimiento de la población generando ganancias económicas gracias a las remesas