El crimen de la calle Aramberri
El crimen de la calle Aramberri entraña una suerte de viaje para el lector. En primera instancia, se trata del que hará, junto con las voces narradoras del libro, a una ciudad del norte de México, Monterrey, y a un momento que puede considerarse hoy remoto: el año de 1933. Esto dará pie a su vez al viaje más profundo y oscuro que propone el texto: el que lo llevará al centro de un espantoso crimen cometido contra dos mujeres, en una época y en un lugar donde sucesos como ése eran inimaginables.
Pero hablar de centro es olvidar que la estructura de esta novela no busca precipitarse de inmediato en el meollo del doble homicidio, pues una u otra línea narrativa asediará ese punto, a fin de poder revelarlo con su inevitable horror; y será desde todas esas tentativas que se irá conformando un amplio fresco urbano a la par que un minucioso registro emocional de los personajes que —en calidad de víctimas, testigos, investigadores o verdugos— intervinieron en esta historia que sólo podía ser contada, literariamente hablando, bajo la forma de una novela negra.