La mujer pájaro
Indudablemente, leer La mujer pájaro es adentrarse en una melancolía ciclónica que pesa en cada página, en cada relato, como si los pájaros de los que habla estuvieran destinados a volar en círculos, sin encontrar nunca un lugar donde posarse, pues Alejandra Zaragoza, con una prosa tan delicada como afilada, nos lanza al vacío invitándonos a encontrar nuestras propias alas en medio de la caída. No importa si están rotas o nunca existieron. Lo importante es el acto de búsqueda, el reconocimiento de nuestras propias jaulas, sean familiares, sociales o simbólicas.