Ejercicios de respiración seguido de El Estado empresario mexicano
Una advertencia: en este volumen hay monstruos. El de la salud, el del cuerpo el otro, el propio, que nos acompañan, tan nuestros. La búsqueda de Ejercicios de respiración sucede en la oscuridad, tienta las formas ocultas de la ansiedad y el dolor. Una puerta que permanece abierta en sueños, la agónica atmósfera de los hospitales, el limbo que habita todo viajero, las somatizaciones del organismo que, al callar, dice. Un sendero que va del samsara al nirvana y que nos conduce a aceptar que es necesario descubrir de nuevo el ritmo con que respiramos; ése con el que nos apoderamos para después dejarlo ir de lo que nos lastima, nos rodea y da forma.
¿Quién es el padre, ése que ahora inamovible tiempo del recuerdo muere? ¿Qué ideas, qué secretos configuraron sus acciones, sus silencios? El Estado empresario mexicano gravita alrededor de este grave momento. El heredero se dispone a contarlo: recurre a momentos desperdigados, hitos de la memoria, piezas rodeadas de vacío que sin embargo conectan entre sí. El hijo que creció bajo la mirada escrutadora, extrañada, del abogado, del conservador, del esposo protector, del guía férreo; su deber es retratar al padre tan fielmente como lo permitan unos ojos llenos de amor y espanto.
Desde sus primeros poemas, que nombraban la gracia de un mundo inaugural, hasta la complejidad de sus más recientes búsquedas, Hernán Bravo Varela ha construido una escritura que pone en jaque los prestigios de lo poéticamente aceptado, como atestigua el diálogo entre estas dos colecciones de poemas. Explorador de nuevas rutas verbales, malabarista de ritmos y silencios, el caleidoscopio de su verso se ha transformado a ojos vistas de sus lectores, que lo tenemos por un hacedor singularísimo, un poeta indispensable, que añade nuevas figuras al fresco del presente.