No puedo detener este latido
En No puedo detener este latido de Elías Ramírez, la palabra hecha tinta que, como el latido de un viejo oficio de la memoria, se apresura para dar testimonio de vida, ya épica, ya amorosa, ya espiritual, así como del lenguaje y la divinidad. Dios es el punto de partida para experimentar el fruto vitalicio que nos permite regresar a casa, entendida esta última como el origen. De acuerdo con el poeta, el alma es una entidad espiritual que, como sombra de luz, lo ilumina todo a través del tiempo, o sea Dios, que en su plenitud nos invita a seguir el paso de lo terrenal a lo divino.