Hijos tiranos o débiles dependientes
Una familia es un sistema, un grupo de individuos de una misma clase y especie y como tal, requiere de una jerarquía que le dé balance y orden y le permita existir de manera equilibrada y armoniosa. Las estructuras jerárquicas son necesarias para la supervivencia en todos los niveles, y en el caso de la familia, implican un orden descendente de acuerdo a criterios de autoridad y poder. Esto significa que lo esperado -porque es lo sano-, es que los padres ocupen el primer lugar en ese orden jerárquico. No porque sean mejores, superiores, o más valiosos, sino porque son los mayores, los procreadores y es lo que va con la armonía y el orden natural de la vida. Cuando en una familia la autoridad y el poder recaen donde no deben estar, es decir en los hijos (uno o todos), el sistema se desequilibra, la dinámica de relación entre los miembros se confunde y trastorna, desarmonizando profundamente a todos y en todos los niveles. Por otra parte, tener tanto poder en la familia, hace sentir al hijo o los hijos que lo llevan, alterados emocionalmente, ansiosos y angustiados. Es demasiado pesado cargar sobre sus espaldas semejante paquete: la autoridad y el poder que está "diseñado" para las espaldas de los progenitores -los padres- no de los hijos.