Visión de Anáhuac y otros textos
En su prólogo a esta breve pero significativa muestra de la obra de una de las figuras capitales de las letras hispanoamericanas, Manuel Sol nos dice:
“A Alfonso Reyes se le ha llamado ‘el mexicano universal’, antes que nada, porque sin olvidarse de nuestra literatura, de nuestra historia y, en general, de nuestra cultura, supo mantener siempre su mirada atenta a lo que se hacía y se había hecho en el campo de las humanidades en otras latitudes. Y esto es precisamente lo que define al verdadero humanista: el hombre que puede asimilar los más altos valores de la humanidad para lograr un tipo superior de ser humano capaz de entender y comprender a sus semejantes.”
Alfonso Reyes nació en Monterrey, Nuevo León, en 1889. En diversos cargos, representó a nuestro país ante los gobiernos de España, Francia,
Argentina y Brasil. Fundó numerosos centros de investigación y difusión cultural, entre los que destacan El Colegio de México y El Colegio Nacional.
Murió en la capital del país en 1959.
Entre su amplia producción, que abarcó prácticamente todos los géneros literarios, sobresalen Visión de Anáhuac, Ifigenia cruel y el libro de relatos
Plano oblicuo. Amante del mundo griego, fue asimismo crítico de Góngora, Goethe y Mallarmé, amén de traductor de Chesterton y Steiner.