La fiesta del cíclope
San Goloteo se enamoró como un chiquillo de aquella hermosa mujer cuando la miró bailando descalza en aquella sucia taberna, su pelo negro y alborotado como la noche de Marruecos le hechizó el vientre. Sentir la pierna de ella rozando con la de él, hizo que perdiera la cabeza. Dejó de comer, ya casi no dormía, durante las noches insomnes se flagelaba la espalda para tratar de olvidar la boca de luna llena de aquella mujer abisal.
No podía arrancarla de su corazón ni de su entraña, por más que rogaba al creador que le arrancara el recuerdo, ella seguía ahí... en ¡La Fiesta del Cíclope!