Reseña

La prosa rusa en su conjunto merece ser considerada como una de las grandes maravillas de la invención humana. La lengua y la literatura rusas,
de manera especial la novela decimonónica, han resistido la erosión del tiempo y se han salvado de todos los cambios en los gustos y en las modas e incluso han salido ilesas de los cataclismos históricos.
La Biblioteca del Universitario ha decidido ofrecer una muestra de esta literatura al publicar La sonata a Kreutzer, la excepcional novela corta de
León Tolstoi, un ejemplo de perfección formal y de narración objetiva. La vena del filosofar apasionado aparece en todo el libro, pero la autenticidad del mundo representado tiene más consistencia que las ideas abstractas, acaso prescindibles. Hay que escuchar a Posdnichev, el protagonista del relato, pues esa voz nerviosa, pura, empapada de odio, de terror, de memoria, de cultura, de fe, puede darnos algunos indicios para entender mejor el mapa de la mente de su creador. Como señala Omar Valdés Benítez en su prólogo a esta historia: "Probablemente Posdnichev sea uno de esos casos que por la indudable fuerza de su palabra adquieren el vigor y la permanencia de los verdaderos personajes novelescos".
Liev Nikoláievich Tolstoi nació en 1829 en Yasnaia Poliana, al sur de Moscú. Huérfano desde muy corta edad, se crió con unos parientes. Estudió
Letras y Leyes en la Universidad de Kazán, pero abandonó sus estudios prematuramente. Ingresó en el ejército y entre campañas escribió Los cosacos. Tras publicar Sebastopol se dedicó íntegramente a la escritura. A partir de ese momento escribiría sus obras maestras: La guerra y la paz y Anna Karenina. Sus enormes riquezas le generaron no pocos problemas espirituales hasta el momento de su muerte, solo y abandonado, en una remota estación de ferrocarril, en 1910.