Militantes
¡Ocúpense de sí mismos!
Farrán toma como punta de lanza esta flecha socrático–platónica de la inquietud de sí, examinada por Foucault, y la relanza a nuestra actualidad; actualidad donde el neoliberalismo –maquinaria económica no solamente doctrinaria, sino ética, de producción de valores y de subjetividades– no deja de hacer política simulando no hacerla. Ahora bien, el llamado es a quienes se encuentran comprometidos: así como vemos a menudo médicos que cuidan de la salud de los otros y no se ocupan de la propia, la militancia debiera comenzar por ese ejercicio de atención y gobierno de sí mismo, de efectiva intervención en la propia singularidad para dar forma a quien se es.
En las diferentes dimensiones donde el neoliberalismo despliega sus es- trategias, Farrán contrapone el ejercicio y la práctica de un pensamiento y una imaginación materialistas, donde es posible vislumbrar nuevos modos de vida y nuevas racionalidades, atendiendo a la potencia que se sustrae a la lógica del valor, a la posibilidad del acontecimiento en un sujeto que aloja para sí una verdad, a la crítica que permite asumir las condiciones materia- les de su posicionamiento frente al mundo. Donde se presenta la urgencia de repensar el Estado, admitiendo las contradicciones inherentes, de estar a la altura de las circunstancias en relación a la aceleración del mundo respecto de las nuevas tecnologías y la posibilidad de un uso que, en lugar de disociar y simular lazos, puedan orientarse hacia formas del cuidado.
Todo ello pareciera tener la forma de un pensamiento utópico: pero, por el contrario, tal vez la contundencia del ejercicio de un pensamiento materialista, como lo propone Farrán, resida en su dimensión metodo- lógica; en una práctica que no parte ni tiende hacia universales o formas abstractas del concepto, sino que es un ejercicio inmanente de un sujeto de enunciación que coincide con el sujeto del enunciado. En otras pa- labras: que se basa en una determinada práctica y ejercicio de sí, en la filosofía como modo de vida. En este punto, metódica y ética parecen ir entrelazadas: “un giro práctico del pensamiento”. El tono del libro es el de meditaciones que han sido escritas por alguien que prefiere las búsquedas a los hallazgos; aunque no se contentará con una primera impresión, que revisará las trampas propias de la época, que desconfiará de los discursos que ofrecen respuestas cuasi definitorias. Es así como lo dice: “Practicar un modo de hablar y pensar y organizar la economía afectiva que no haga totalidades significativas sino anudamientos irreductibles. Esa es la apuesta de la escritura que sostengo”.