MéxicoMéxico
Detalle
ISBN 978-607-59312-8-9

La encarnación de Eros
(2012-2023)

Autor:Martínez Morales, José Armando
Colaboradores:
Tafoya Chávez, Adriana (Editor Literario)
Nava Pérez, Roberto César (Diseñador)
Ballester Pardo, Ignacio (Prologuista)
Editorial:Tafoya Chávez Adriana
Materia:Poesía mexicana
Público objetivo:Jóvenes adultos
Publicado:2024-02-20
Número de edición:1
Número de páginas:174
Tamaño:12.5x21cm.
Precio:$280
Encuadernación:Tapa blanda o rústica
Soporte:Impreso
Idioma:Español

Reseña

La encarnación de Eros (2012-2023) recoge una década del trabajo poético de Armando M. Morales (Ciudad de México, 1992). El dios griego de la atracción sexual, desde el título, muestra la vigencia de tales textos más allá del hilo conductor que supone el amor y el erotismo para esta antología.

En tres secciones se articula la recopilación, de notable impronta europea y latinoamericana. De tal modo se abre con epígrafes de Rimbaud, Mallarmé, Viel Temperley o Pizarnik. Asimismo, se cuestiona de manera implícita el verso tradicional, cual poética, así como la sexualidad o mediante secciones tituladas “Amor en prosa”, “Porno terror” y “Videos de amor satánico”.

Junto a la narrativa visual que permea la poesía contemporánea, destaca la banda sonora para este ejercicio de lectura. En una nota a pie de página, prácticamente en el pórtico del libro, el autor, que es distinto a quien enuncia, recomienda escuchar de fondo Adiós de la banda chilena conocida como Psiconautas o, ya en el cierre, “The perfect girl con el cover de Mareux y mira la película Alucarda”. Contra la paradoja que podría desprenderse de escuchar una despedida desde el principio, esta relación musicopoética funcionaría como cierre de una etapa: en convivencia con poetas como Manuel Iris (Campeche, 1983) o Sara Uribe (Querétaro, 1978), quienes vinculan la lectura de poesía con música que inspira el texto o con la que se establece una relación durante el proceso de escritura-lectura.

El tema del amor se desacraliza enseguida por el humor. Desde la brevedad, heredando el epigrama, detona lo burlesco de quien en primera persona se ríe de su propio sexo. Encarnación, entonces, no supone sólo la toma de carne humana sino la personificación o representación desde el cuerpo desnudo a partir de una idea: la irreverencia. Ignacio Ballester Pardo

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