Gabinete de curiosidades dramáticas de una sabandija palaciega
¿Y qué significa dedicarse al prodigioso arte de la dramaturgia? Escribir, escribir con desfachatez, con desenfado, con la convicción de que, en algún momento, las palabras saltarán del papel a la lengua de quien encuentre en ellas la propia voz que creía perdida. La dramaturgia sigue siendo un género anfibio que, a trompicones, se abre paso en los libreros del mundo, puesto que mantiene una postura rebelde y rebasa los confines de la literatura. No acaba de ceñirse completamente a la página y busca la manera de escaparse hacia la vida efímera que se vuelve instante con el paso del tiempo. Pero como la dramaturgia es siempre acto en potencia, le viene muy bien ser libro para llegar más lejos.
Gracias a que una valiente nueva editorial se atrevió a publicar este compendio de obras, es posible pensar que un puñado de personajes irreverentes encontrará incontables refugios escénicos. Esta colección es una carta de amor a la humanidad. Tengo la absoluta certeza de que no hay nada más fascinante que formar parte de este conglomerado de seres que amamos, peleamos, pero que, sobre todo, buscamos con pasión alcanzar destinos e ilusiones, por imposible que parezca conseguir lo que queremos.