Tlajomulco de Zúñiga. Historia breve
La historia nos dice que fue en 1530 cuando Tlajomulco es conquistado por Nuño de Guzmán y recibe el nombre de Tlajomulco de Santiago, en honor al nombre del santo patrono. Y fue hasta 1939 cuando se adopta el nombre de Tlajomulco de Zúñiga para nuestro municipio, en memoria y honor del revolucionario general Eugenio Zúñiga, oriundo de estas tierras.
Hablar de Tlajomulco es hablar de tradiciones, de gastronomía, de colores vibrantes y brillantes sonrisas producto de un mestizaje. Tlajomulco es la tierra de los murales, de la cultura y de las artesanías; es una ciudad que combina de forma perfecta la modernidad y el desarrollo económico del Área Metropolitana de Guadalajara, así como las viejas costumbres.
Nuestra tierra es una postal viviente, es un sinfín de hermosos paisajes y vistas de ensueño. Vivimos en un municipio que posee una gran riqueza natural, tenemos bosques, montañas, lagunas y no solo eso: también nuestra fauna es una de las más variadas del occidente del país.
Tlajomulco tiene una gran cantidad de espacios para todos los gustos e intereses, desde murales y zonas de patinaje hasta museos, laboratorios y bibliotecas. Sin importar la edad que se tenga, nuestra ciudad tiene un espacio del que se puede apropiar y disfrutar las veces que se desee. Incluso en nuestros espacios las tradiciones están presentes con la Escuela Municipal de Charrería, donde hombres y mujeres demuestran su habilidad en este popular y representativo deporte.
La gente de Tlajomulco es alegre, trabajadora y apasionada. Desde que el día inicia hasta que termina, los habitantes de nuestro municipio dan todo de sí para superarse y hacer las cosas mejor que el día anterior.
Hay personas que han vivido aquí desde hace tantos años que sus antepasados se remontan a siglos anteriores, pero también hay quienes llegaron hace poco, personas que no conocían Tlajomulco hasta que tuvieron que formar un hogar aquí. Esta combinación es lo que hace a nuestra ciudad tan rica y diversa: la gente que la habita. Ya sea en un fraccionamiento muy urbanizado o en la cabecera municipal, estamos orgullosos de llamarnos a nosotros mismos “tlajomulquenses”.