Fernando de Fuentes y la lente posrevolucionaria
México fue uno de los países en donde la naciente industria cinematográfica de principios del siglo XX se desarrolló de manera notable. La influencia de factores políticos, económicos e históricos articularon un desarrollo veloz, pero azaroso del cine mexicano. Tanto cineastas como artistas internacionales se interesaron por visitar México durante la Revolución y aun décadas después para captar las singularidades del país. Innovaciones tecnológicas varias surgieron de la creatividad de mexicanos y, además, desde el punto de vista formal e ideológico las películas nacionales lograron apartarse de los discursos revolucionarios e integrar muchos de los sistemas de producción hollywoodenses. Asimismo, cabe señalar que la industria cinematográfica mexicana surge como un reflejo de lo que sería la economía del país a lo largo del siglo: inversiones privadas, un Estado benefactor y la legitimación ante la población nacional y extranjera.
El cine de Fernando de Fuentes, en su contexto natural, impulsa el amplio espectro cultural de la época, pues resulta eficaz en sus narrativas aún con sus experimentos en las tomas y los emplazamientos de la cámara, en un momento histórico en que el lenguaje cinematográfico estaba prácticamente inventándose. Simultáneamente, de Fuentes consiguió reflexionar a través de sus varias películas sobre la identidad de la población mexicana en un entorno posrevolucionario afanado por definirse en términos nacionalistas. Así, durante la década de los años treinta, se consolida una industria cinematográfica nacional que, posteriormente y consecuencia de la Segunda Guerra Mundial, se constituiría como una de las industrias fílmicas con mayor presencia en el mundo. Resulta, por esto, pertinente hablar del arte mexicano posrevolucionario que se conforma en sí mismo como una expresión de la buscada identidad nacional. Y en este sentido, Fernando de Fuentes fue uno de los principales exploradores tanto de las posibilidades cinematográficas como de los elementos adyacentes que determinaron la cultura de un país a través de historias, imaginarios y personajes entrañables que sentaron las bases de la industria mexicana.
Esta memoria fílmica forma parte del valioso acervo de la Cineteca Nacional, que desde su inauguración —el 17 de enero de 1974— en los Estudios Churubusco, ha mantenido su compromiso con la población, al rescatar y conservar los testimonios históricos de cada una de las películas producidas en México, además de consolidarse como un espacio para las diversas expresiones e interpretaciones de las formas de vida y de pensamiento que se inscriben en la creación fílmica. De esta manera, la presente publicación es un esfuerzo que se suma a las acciones de divulgación de lo más destacado de la cinematografía mundial y que, de manera especial, se inscribe en el marco del aniversario de la Cineteca Nacional.