Entre las hojas
Con mucha suavidad, sin artificios que distraigan, con un lenguaje claro y la palabras justas, Johana nos muestra un mundo que, si juzgáramos por su poema "Invocación", pareciera totalmente femenino, pero que al voltear la página nos toca a hombres y mujeres por igual. Nos inunda la lectura con el olor de la canela, de la yerbabuena o con lavanda. Entrañable alivio que tenemos enraizado en la memoria para casi todos los males del cuerpo y del alma que viene siempre acompañado de unas manos consoladoras y de unos rituales imprecisos que pueden cambiar a voluntad según sea el asunto que nos ocupe. El libro fluye de un asombro al siguiente, enfrentándonos a lo que, por ser privado, se silencia.
Después de terminar su lectura, se generan de forma insistente las preguntas: ¿Cómo se cura lo que ni siquiera tiene síntomas precisos, qué bebida, ungüento o amor debemos buscar para curarnos las heridas, dónde conseguir la cera silvestre o la píldora que forme una barrera, una cicatriz que conjugue en pasado lo que hoy nos duele? Este libro toca fibras medulares de nuestra muy humana condición. A pesar de los avances tecnológicos, médicos y psicológicos, seguimos siendo tan iguales entre nosotros, tan similares a nuestras madres y abuelas: hablamos, deseamos, vivimos, escribimos, tememos, dañamos y nombramos con los ojos. Sería pertinente preguntarnos, entonces, cuánto hemos avanzado si todavía el miedo nos domina, el amor nos mueve, la tristeza nos acecha y la soledad nos acorrala. Todavía es otro cuerpo, que no es el nuestro, el que se viste de luz para salvarnos del desastre, aunque no alcance para llevarnos al paraíso.