Reseña

Galería de incógnitas, donde la segunda historia subyace y al final de cada cuento reverbera el desasosiego, El Campanero es una sólida colección de relatos en los que Edgar Aguilar (Xalapa, 1977) desvela a seres solitarios, colmados de lucubraciones nefastas, funámbulos de lo extraño y lo real, donde la violencia callada y acechante irrumpe lo cotidiano. En cada cuento se vislumbra la presencia de lo ominoso y esto se logra a través de una prosa directa y puntual que deja constancia del agudo sentido de la observación y la composición del cuento que posee el autor.
Edgar Aguilar entreabre la puerta de la intimidad de sus personajes para dejarnos ver, paradójicamente, lo justo y lo fragmentario de la vida de cada uno de ellos que se debate en el filo de lo cotidiano, pero también al borde del absurdo, personajes contenidos en sí mismos que en cualquier instante se pueden violentar; cada historia contiene la morbosidad del secreto que sabemos que allí está, innombrable e indefinido, seductor y terrorífico.
Lo fantástico, o acaso los delirios de la locura, permean los cuentos de El Campanero, mostrando personajes acosados por sus propios miedos, a los cuales se les dificulta precisar dónde comienza todo, y más difícil todavía, si existe algún final.