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ISBN 978-607-29-5301-7

El ministerio perdido diaconado

Autor:Arciniega Barrios, Cesar
Editorial:Arciniega Barrios, César
Materia:Cristianismo Teología cristiana
Público objetivo:General
Publicado:2024-02-05
Número de edición:1
Tamaño:831Kb
Precio:$200
Soporte:Digital
Formato:Amazon Kindle (.azw)
Idioma:Español

Reseña

Durante mucho tiempo ha estado olvidado el rol de diácono. La mayoría de los jóvenes cristianos se sienten atraídos hacia el ministerio de la palabra, quieren levantar iglesias y apacentar el rebaño de Dios. Cuando establecen alguna célula de estudio bíblico se emocionan y sueñan con dedicarse a eso toda su vida. El anhelo es genuino y ojalá haya muchos jóvenes que pretendan el obispado.
Lo que no deben dejar de lado es que conforme la Iglesia crece, también las necesidades crecen. Cuando apacienten un rebaño de diez personas seguro que todo irá bien, pero la mayoría no sueña con eso. Los sueños tienden a querer formar grandes comunidades cristianas, lo cual indudablemente van a lograr.
Es aquí donde deben entrar en escena un grupo de personas especializadas. Son especializadas mas no especiales, ya que no hay en ellos alguna diferencia que los deba hacerse sentirse más que otros, sino que se especializan en ciertas tareas por su manera de concebir en sus corazones a la Iglesia.
Un obispo mira a la Iglesia como un rebaño al que hay que apacentar con buenos pastos, por eso debe preparase en el conocimiento de la palabra. Un diácono mira a la Iglesia como una organización a la que tiene que desarrollar, hacer que logre su objetivo y fomentar su crecimiento en justicia y en número. Crecer en justicia porque el diácono pretende proveer un ambiente propicio para que florezca la piedad; crecer en número porque definitivamente quiere que la Iglesia sea el cobijo de multitudes tal como lo fue la primera Iglesia.
Cuando en tiempos modernos alguna empresa se desarrolla, crece e impacta al mundo y la manera de hacer negocios, los expertos economistas y financieros corren hacia ella para examinar el incidente y los modelos de gestión y operación que la hicieron crecer, además de examinar el modelo de negocio mismo. Del mismo modo, el éxito de la Iglesia no solo depende de conocer la verdad, sino de implementar modelos de gestión, operación y medición que sean efectivos para esparcir la verdad y tener un crecimiento sostenible. Llegar a cada lugar del mundo con este modelo de vida supone un reto que debe llevarse a cabo con algo más que oraciones. Los cristianos actuales suelen orar por todo el mundo e incluso por lugares a los cuales nunca han ido. El mandamiento de Jesús fue: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones”. Se necesita hacer algo más que orar para tocar con el cristianismo a toda criatura.
En mi opinión, el diácono mira a la Iglesia como una organización que tiene que ser la luz de las naciones para que todo el mundo contemple la maravilla del evangelio. Hacer una Iglesia es hacer una nación, es proyectar un mejor futuro no solo para los que la conformamos, sino para todo el mundo.

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