Reseña

Cuando el licenciado Francisco Belmar acometió la tarea de hacer un primer registro de la lengua chatina, en los albores del siglo xx, prácticamente tuvo que partir de cero.

Belmar decidió apersonarse en cinco pueblos chatinos para documentar la lengua. Los pueblos en los que trabajó fueron: Juquila, Zenzontepec, Teojomulco, Tututepec y San Gabriel Mixtepec. A partir de los datos recabados en dichas comunidades, el filólogo de Tlaxiaco extrajo dos grandes conclu¬siones. La primera fue que independientemente de las diferencias dialectales, la lengua chatina muestra vínculos genéticos cercanos con el zapoteco. Para avalar lo anterior, nos ofreció un conjunto de semejanzas estructurales y 141 pares de lexemas de ambas lenguas, muchos de ellos claramente cognados, la segunda conclusión fue que los dialectos estudiados difieren entre sí, en mayor o menor grado, estando cuatro más cerca del zapoteco y uno del mixteco, tal y como se puede advertir en un segundo listado.