Venga a nosotras tu reino
Ahora vuelves a publicar, una vez más, sirena del desierto… Desde tu participación y presencia en tantos encuentros poéticos en distintos lugares de Hispanoamérica, como allí mismo en tu lugar de residencia, y a través de lo virtual. Desde tu quehacer académico y administrativo en la universidad. Desde los seminarios y espacios que has organizado para contagiar la pasión por la escritura creativa. Desde las madrugadas rasguñándole al teclado de tu computadora razones para mantenerte en pie, por ti, por tu gente, por tus convicciones como poeta, escritora, hija, hermana, amiga, compañera. Desde las gargantas que interpretan tu poesía en las plazas, en actos de memoria y protesta por violencias e injusticias.
Y puedes volver, impulsada por una corriente de ternuras y certezas, de duelos enfrentados, de fantasmas entrañables. Vuelves desde A tu prójimo amarás (2008) y El que tenga oídos (2014) –sin mencionar plaquettes, libro de cuentos y múltiples compilaciones–, desde un allá provisorio que no promete mesías, a este aquí revoltoso, donde se esperan letras urgentes antes que se ponga el sol. Puedes volver, mirar atrás sin convertirte en estatua de sal, divisando el desierto que amas y está tatuado en tus letras, combinado con la extraña calidez de tu corazón acorazado… corazón-coraza.
Gracias por permitirnos presenciar tu reino. Ese es el que quiero que venga.