Alzheimer, presbiacusia y los nuevos audífonos de transmisión ósea
La sordera es una de las dolencias más
comunes en la ancianidad; su causa más
frecuente es la presbiacusia, que afecta al 25% de
los ancianos entre 65 y 74 años, y al 50% de los
mayores de 75 años. Diversos estudios han
demostrado que la pérdida auditiva influye
significativamente en la situación de aislamiento de
los ancianos, debido a que sólo una minoría de
ellos recibe el tratamiento adecuado. Los ancianos
que tienen sordera manifiestan más síntomas de
depresión, tienen una menor capacidad funcional,
aquejan una menor calidad de vida, y tienen
mayores probabilidades de ser institucionalizados.
Considerando todo lo antedicho sobre el
impacto de la pérdida auditiva en los ancianos, un
grupo especialmente vulnerable es el constituido
por personas que, además, padecen un trastorno
cognitivo, por lo que se puede concluir que la
sordera se asocia con un deterioro cognitivo
superior en los ancianos.