La mañana debe seguir gris
Galardonada con el Premio Xavier Villaurrutia en 1977, la presente obra es una de las novelas más entrañables de Silvia Molina. Situada en Londres, entre los últimos días de 1969 y 1970, la autora plasma, en una suerte de diario íntimo, el romance juvenil entre una joven mexicana —que pertenece a la burguesía recién arribada— y un poeta bohemio. Las líneas que van dando forma a esta excepcional historia de amor narran las vicisitudes y la fugacidad que conllevan el primer amor, dentro de una sociedad marcada por la tensión entre el conservadurismo y una juventud apostada a rebelarse contra el estatus quo, en el cual el vigor y el eco del convulso 68 aún se dejan sentir.