La danza de las diosas
Los versos se desmenuzan entre los dedos de la poeta y de adueña del aire para determinante interiorizar en su pensamiento alerta.
Hurga entre las hojas, para luego sentir que se desanida en la imagen del espejo, y fluye así entre parpados, vigilias, reflejos y presagios, siempre buscándose, escudriñándose, tratando de encontrar entre los sueños el vivac perdido, arreposado ante el mirar vivo de los otros.
Miriam ha aprendido a dilatar su espíritu con palabras sencillas, se apodera del concepto aparentemente difícil alcanzando lo esencial.