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Reseña

La irrupción del COVID-19 y el confinamiento prolongado causaron una crisis global difícil de pronosticar en duración y magnitud. Los centros de educación adaptaron su oferta educativa a las necesidades de la población, en búsqueda por garantizar el derecho humano a la educación, facilitando los cursos a través de la modalidad en línea y a distancia.
El distanciamiento social se adoptó como medida para enfrentar la pandemia del COVID-19 que implicó en el plano educativo el cierre de la infraestructura escolar. La emergencia sanitaria significó que millones de estudiantes se quedaran fuera del sistema educativo presencial, lo que obligó creativamente a diseñar estrategias disruptivas de enseñanza – aprendizaje en plataformas virtuales.
Se consideró que la implementación rápida de estrategias digitales didácticas afrontaría la situación de la pandemia en el ámbito educativo. Desde el primer día de experiencia educativa en línea ya se pensó en lo ocurriría en el día después como experiencia de lo vivido y con la exigencia de no alentar desigualdades subyacentes. El estudio penetró en las realidades de las etapas educativas y concluyó que los espacios virtuales para la educación dependen de las reales posibilidades de las familias. La experiencia tributó a una matriculación positiva, aunque fue evidente el problema de acceso, permanencia y recibimiento. Ahora, los centros escolares se encuentran con alumnos que han vivenciado emociones negativas y requieren atención.
Las emociones negativas fueron un factor predominante en los hallazgos sobre los efectos del confinamiento prolongado. La contribución del estudio consiste en demostrar la necesidad y los beneficios de promover el aprendizaje socioemocional.

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