Reseña

Hace siglos que se disiparon las tinieblas del oscurantismo medieval. Quedaron en el pasado la Inquisición y la persecución masiva de las brujas. La ciencia ha avanzado a pasos agigantados. ¿Pero también han quedado atrás las creencias
en seres misteriosos?
Por doquier encontramos anuncios de servicios de amarres amorosos pegados en los postes de luz. En los mercados, las ancianas con trenzas nos venden sus prácticas infalibles para mejorar nuestra suerte. Hay personas más inclinadas a ingerir remedios dudosos a que les administren una vacuna probada. Sugerimos a nuestros seres queridos, con mala suerte, el hacerse una limpia en Catemaco. El tarot, los cristales, las cartas astrales y la herbolaria están de moda. La santería se sigue practicando entre la población hispana. La Wicca, una religión neopagana que se rige por los ciclos lunares y solares, fue desarrollada apenas en la primera mitad del siglo XX.
En la actualidad, este auge del esoterismo y la espiritualidad no ha pasado inadvertido ante las plumas de los escritores de esta serie de cuentos que demuestran que la brujería no está muerta.